Desde el pasado 30 de junio, está disponible en todas las librerías y tiendas especializadas el primer libro de Mala Rodríguez, una autobiografía titulada ‘Cómo ser mala’.
Esta es la sinopsis que acompaña el lanzamiento: «Música, fiestas, crisis, drogas, viajes, talento, sexo, crecimiento y ferocidad. Mala Rodríguez, reina indiscutible del rap en español, se mueve entre estos extremos desde que descubrió el flamenco y el hip hop resonando en las calles de Sevilla. Su salto de ahí al mundo sería rápido e intenso: Madrid, Europa, Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos, ningún lugar se resistió a una artista que supo siempre que iba a hacer lo que le diera la gana.
Mala escribe en sus memorias el camino que la llevó del barrio a la cima del rap en español, cargándose a su paso todos los prejuicios de un mundo donde antes de ella solo había hombres. Un recorrido agitado que parece una novela de aventuras, desde estudios clandestinos a recibir el Premio Nacional de Músicas Actuales en España. Un camino al que aún le queda lo mejor.
María Rodriguez es Mala Rodríguez, una de las principales voces del rap español. Reconocida en todo el mundo por su estilo único, intensidad escénica y letras contundentes, Mala Rodríguez se ha establecido como una de las artistas más respetadas en el mundo del hip-hop desde que sacó su primer álbum, Lujo Ibérico hace 20 años. Su música se ha convertido en una referencia de género no sólo en España, sino también el Estados Unidos, Puerto Rico y en toda Latinoamérica. Ganadora de dos Latin GRAMMYs y el Premio Nacional de Música, hasta Barack Obama ha incluido sus canciones en sus playlists de verano. Ahora esta pionera del rap se prepara para sacar nuevo disco mientras sigue sumando colaboraciones y éxitos haciendo, como siempre, lo que le da la gana».
Esto es lo que ha comentado la artista: «No es fácil hacer las cosas a tu manera ni estar sola. No encuentro mi lugar, o no me lo dan, siempre debo ir a buscarlo. Para mí lo único de lo que va esto es de tener estilo y cojones. No de que me pongan en la categoría de «mujeres raperas». Da igual si eres hombre, mujer o extraterrestre. La gente no entiende nada. Si ven que no te pueden follar te paternalizan o ignoran. Te tratan como la hermanita pequeña. Solo quiero respeto, pero para conseguirlo hace falta poder. Muchas de las chicas con las que me cruzo visten igual, todas llevamos uniforme de chico. Me sorprendo, trato de entender por qué lo hacemos. Cuando conozco técnicas o promotoras siento una alegría muy grande. Todos los días me pregunto dónde están las mujeres».