Tras varios meses esperando la nueva gira de la cantante, anoche por fin se estrenó su nuevo espectáculo en el Millennium Stadium de Cardiff (Reino Unido).

Más de 50.000 espectadores pudieron ver el primer concierto de la gira Sticky & Sweet, un show muy colorista y variado en el que la cantante se cambia varias veces de vestuario y aparece acompañada de un increible cuerpo de bailarines y un escenario aún más grande que el de su anterior show Confessions tour.

Durante casi dos horas de concierto, la cantante desgranó los mejores temas de su último disco Hard candy e interpretó varios de sus grandes éxitos, incluidos Hung up, Vogue, La isla bonita, Into the groove, Ray of light, Like a prayer o Borderline.

Hubo tiempo para un homenaje a los años ochenta, para trasladarse a los años 20, para un mini cameo de Britney Spears como fondo del tema Human nature e incluso para montar una sesión flamenca basada en la canción La isla bonita.

Tampoco faltaron los mensajes políticos y religiosos en los intermedios de los cambios de vestuario ni la declaracionesde igualdad sexual.

El espectáculo estuvo dividido en cuatro actos:

Pimp: homenaje de estilo art decó a los años 20
Old School: homenaje a los años ochenta y los suburbios de Nueva York
Gipsy: bajo la línea estilística marcada por La isla bonita, se basará en la cultura gitana y rumana
Rave: como su propio indica, será el fin de fiesta con una línea claramente deportiva.

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