El madrileño

El último disco de C. Tangana, El Madrileño, fue catalogado por muchos medios como el disco del año antes incluso de su lanzamiento el pasado 26 de febrero.

El artista estaba en lo más alto con singles como «Nunca estoy», «Demasiadas mujeres» o «Tú me dejaste de querer» y esa buena racha se ha mantenido intacta con la entrada directa al número uno de álbumes (puesto del que todavía no ha habido forma de echarlo 5 semanas después).

La acogida de público y crítica ha sido apabullante. Por tanto, cabe preguntarse si de verdad este es el lanzamiento apoteósico que nos están vendiendo o si no es para tanto.

A continuación, te doy las claves que han encumbrado El Madrileño y te cuento mi opinión.

El Madrileño, un disco que no parece hecho por C. Tangana

Cuando salió El Madrileño, un amigo me comentó que este disco no le parecía de C. Tangana. Es más, parte del revuelo que se ha armado en torno a este trabajo es que C. Tangana ha hecho un disco próximo a la tradición flamenca y latina.

¿Cómo es posible que alguien que ha sido tan influyente para la música urbana haya abandonado el género después de haber hecho mainstream lo underground?

Las cosas claras.

Puede que C. Tangana no haya sido el artista urbano con más reproducciones, pero sí uno de los más influyentes. Sin embargo, yo vengo a dar la nota porque a mí El Madrileño sí me parece que suena mucho a C. Tangana y sí me parece una evolución natural.

De hecho, «Un veneno» fue lanzado en noviembre de 2018 y, desde entonces, ha indo intercalando canciones de corte urbano (por ejemplo, la fantasía que es «Yelo») con otras de sonido latino más tradicional, como «Pronto llegará».

La pasión de Antón por el flamenco viene de lejos y una muestra de ello es que aparece en los créditos de varias canciones de ‘El mal querer’, de Rosalía.

Los cambios de estilo siempre han suscitado debate en el mundo de la música. Y si no, que se lo digan a Dover cuando se pasaron a la electrónica allá por el 2006 con uno de mis discos favoritos, Follow the city lights.

 

Lo mejor de El Madrileño: una oda a la nostalgia

Lo que más me ha gustado de este disco es que me ha hecho conectar con un estilo de música por el que no tengo demasiada predilección. El Madrileño trae principalmente canciones inspiradas en la rumba, el flamenco y en otros ritmos latinos.

En muchos momentos, recuerda a artistas con los que incluso colabora, como los Gipsy Kings. Pero el puntito de nostalgia con el que más conecto es que me trae a la mente las canciones de artistas como Los Chichos, Los Chunguitos, Chiquetete o Camela, que mis padres escuchaban en mi casa cuando yo era pequeño (y yo odiaba por entonces, por cierto).

En su momento, muchos de estos artistas fueron considerados guilty pleasures porque tenían un éxito arrollador, pero no todo el mundo reconocía que los escuchaba, igual que el trap y la música urbana en la actualidad.

Era música de gasolinera y punto.

Por este motivo, las canciones que más me gustan (aparte de los singles) son las que tienen este sonido. «Ingobernable» me parece una canción de flamenco muy dinámica y divertida de principio a fin. «Los tontos» se antoja una canción muy tonta, pero que me transmite muy buen rollo y me dan ganas de estar tocando las palmas todo el día.

 

Eso sí, mi gran favorita es «Cambia!». Me fascina el mensaje de que nada le parece bien a la gente, que desde pequeños nos dan informaciones contradictorias para decirnos cómo tenemos que ser y, cuando lo conseguimos, nos piden que cambiemos.

A pesar de la sonrisa que te saca «Muriendo de envidia», de la sensualidad r&b de «Te olvidaste» y de la rebeldía decadente de «Párteme la cara», los grandes temazos del disco son los singles, que han sido un magnífico colchón para el disco.

«Demasiadas mujeres» es toda una ida de olla que mezcla «La campanera», de Joselito, con una marcha de Semana Santa y una base electrónica de rave. Solo por tener la idea ya merece mi aplauso.

«Tú me dejaste de querer» es una rumba hiperpegadiza con una base muy C. Tangana.

«Comerte entera» es una canción que, a priori, parece menos instantánea pero que se acaba colando en tu cabeza.

El single que menos tiene que ver con el disco es «Nunca estoy», una canción que me encanta porque suena intencionadamente mal grabada con la conversación telefónica de fondo e introduce un fragmento de la canción de Rosario «Cómo quieres que te quiera».

 

Las sombras de El Madrileño

El mayor hándicap de C. Tangana como artista y de este disco es la voz. El artista lo ha reconocido en varias entrevistas y ha dado a entender que hace música en función de sus limitaciones vocales.

Hasta ahora, aunque uno veía que Antón no tenía un rango vocal impresionante ni una voz preciosa, se manejaba muy bien y aportaba unos matices muy interesantes, especialmente en las composiciones más oscuras o salvajes.

El problema es que ha elegido un género en el que la voz es imprescindible y, a veces, duele un poco oírle cantar. Por muy fan que sea del Auto-Tune y por mucho que me guste la combinación que se crea entre lo orgánico y lo artificial, no es suficiente y en ocasiones te saca de la atmósfera en la que pretende sumergir al público.

«Ingobernable» se disfrutaría mucho más si su voz tuviera más cuerpo y en «Comerte entera» es precisamente lo único que chirría.

Para colmo, se ha rodeado de un séquito de colaboradores (solo hay 2 canciones de todo el disco que canta en solitario) que tienen grandísimas voces y que hacen que la voz de Antón quede mucho más deslucida a su lado. En canciones como «Hong Kong» está tan opacado por el artista colaborador (en este caso, Andrés Calamaro), que el propio C. Tangana canta menos versos cuando se trata de su propia obra.

No obstante, el ejemplo más representativo es el remix de «Un veneno», donde el torrente de voz de José Feliciano se carga la magia de la canción original.

 

Esta canción estaba hecha para ser cantada por C. Tangana en solitario, ya que cuenta su propia historia de ambición, de hacerse famoso a pesar de sus limitaciones vocales (por eso, en este caso concreto da igual si no canta bien) y de querer llegar más lejos por la chica que quiere.

Este asunto me lleva a abrir el siguiente debate…

Recientemente, algunos de los compositores más influyentes a escala internacional se han reunido para declarar que van a dejar de acreditar a cantantes que no componen sus canciones, pero que figuran en los créditos y se llevan parte del dinero solo por credibilidad artística (casi siempre, por presiones de las compañías discográficas, todo sea dicho).

El portal musical Odi O’malley reflexionaba sobre que no hay ningún problema en que un cantante sea solo intérprete. No hace falta que componga sus temas si los canta bien. Totalmente de acuerdo.

A esto, yo añadiría que tampoco debería haber ningún problema en que artistas que son unos compositores y productores increíbles no canten sus temas y los interprete gente con más talento vocal.

Aunque claro, en el caso de C. Tangana, no solo tenemos a una máquina compositiva, sino también a un artista tremendamente carismático.

 

Conclusión

El Madrileño es un disco que me gusta y disfruto muchísimo, que me parece que tiene unas ideas increíbles y que aprovecha, por un lado aquello que realmente conmueve a C. Tangana y, por otro, el tirón que está teniendo la música folclórica en los últimos años.

Las melodías son muy pegadizas, las letras son de las más originales de su carrera y ha dado cabida a gran cantidad de colaboradores para no hacer apropiación (sino apreciación) cultural, conocedor de que esas influencias no le son propias.

Además, El Madrileño tiene un toque rancio y nostálgico que siempre procede (al menos, en mi imaginario).

Sin embargo, no me parece el mejor disco de su carrera, ya que hay momentos en los que voz y sonido no terminan de empastar. También hay canciones como «Hong Kong» o «Nominao» que podrían haber dado más de sí.

Si me das a elegir (que cantarían Los Chunguitos), me quedo con Ídolo como disco favorito de C. Tangana hasta la fecha.

¿El disco del año?

Es un muy buen trabajo discográfico y, aunque sí que le doy un notable porque me parece que tiene muchos aciertos, no llega al sobresaliente que sí debería tener el disco del año.

Aun así, solo el tiempo lo dirá y lo pondrá en su sitio.

 

De momento, quien tiene muchas papeletas para llevarse el gato al agua es Zahara, que me tiene encandilado con los singles de presentación de PUTA. Ojalá el resto del disco esté a la altura.

¿Tú qué piensas de El Madrileño: apoteósico o sobrevalorado? Déjanos tu opinión en comentarios.

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