A nadie le gusta volver a la rutina después de vacaciones, y menos después de haber estado varios meses en las playas paradisíacas de Santa Lucía como ha sido el caso de Amy Winehouse.

Pero no sabemos si las instantáneas que muestran a Amy llorando a su llegada al aeropuerto de Gatwick (Londres) eran por la felicidad que le daba regresar a casa o por no querer volver a vivir con la presión mediática de los últimos años.

La cantante mostró un aspecto mucho más saludable en el regreso a su país aunque en los últimos meses le hayan seguido persiguiendo las noticias negativas, algunas reales y otras muchas inventadas.

Por ejemplo, se ha llegado a decir que la discográfica de Amy ha parado varias veces los pies a la cantante por el tipo de disco que estaba componiendo. También que fue expulsada de las playas de la isla e incluso que los vecinos la denunciaron por hacer demasiado ruido a altas horas de la mañana.

Ahora habrá que esperar a que Amy nos traiga lo que mejor sabe hacer y lo que a todos nos debe importar: un buen disco como lo son sus dos anteriores trabajos.

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