LoveaholicEl pasado 9 de marzo, salía por fin a la luz el nuevo trabajo de Ruth Lorenzo, “Loveaholic”. En varias entrevistas la hemos podido ver afirmar que el título se debe a que es toda una adicta al amor. No es la única que sufre una adicción, ya que yo mismo he de confesar que últimamente soy bastante adicto a Ruth Lorenzo.

Por una parte, “Loveaholic” ha supuesto una vuelta de Ruth Lorenzo al estilo que hacía más bien al inicio de su carrera, lo cual es completamente lógico teniendo en cuenta que este álbum está sobre todo inspirado en su época en Londres, no como “Planeta azul”, que estaba más ligado a una etapa anterior y por eso resultaba más naif. Su debut fue un disco bastante homogéneo y luminoso, un trabajo con una producción bastante original y poco común en el panorama pop español. Además, fue bastante inteligente su movimiento de sacar una reedición con canciones en inglés para irse acercando poco a poco al ¿nuevo? estilo que nos trae en “Loveaholic”.

El nuevo disco se acerca a sonidos más rock sin dejar, al mismo tiempo, de ser un álbum bastante ecléctico. De hecho, yo diría que en este encontramos una mayor variedad de sonidos que en el anterior. Al final, cuando terminamos de escuchar estas 12 canciones, nos damos cuenta de que hemos hecho todo un viaje por un universo que ha despertado mil y una sensaciones en nosotros.

 

 

Una experiencia muy interesante que he vivido con este disco es que lo he podido disfrutar en directo ya que, el mismo día en que este se ponía a la venta, Ruth hizo un pequeño show acústico en la Fnac de Barcelona. Los fans fuimos testigos del gran potencial de varias de las canciones que interpretó antes de firmar este “Loveaholic” a todos los presentes.

Aunque fuera algo obvio, Ruth tuvo a bien interpretar algunos de los temas que ya conocíamos desde antes de la salida del disco. De este modo, empezó con “Good girls don’t lie”, que se ha convertido en mi canción favorita de todo su repertorio. Tiene una fuerza tal que te deja en el limbo mientras la escuchas. Sin embargo, el momento más divertido del showcase fue cuando interpretó “Bring back the new”, ya que hizo interactuar al público incitándole a tocar las palmas al ritmo de la música y a gritar “fireeeee!” con ella después del segundo estribillo. Dos canciones bastante cañeras que hacen muy buen tándem para abrir el disco y dar paso a temas más lentos.

Las otras dos canciones que pudimos ver en directo fueron “Moscas muertas”, que ya habíamos escuchado en alguna que otra ocasión, y “Loveaholic”. Las pongo juntas porque creo que son dos canciones que ganan mucho en directo. La versión de estudio de la primera me recuerda bastante a 4 Non Blondes (tanto en los acordes, como en la manera de cantarla) y la segunda creo que pasa algo desapercibida en medio del disco con ese estilo tan retro. La encuentro más bella y especial en un plano más acústico. Eso sí, en este tema, que además da título al disco, nos canta e insiste que es toda una adicta al amor.

 

Good Girls Don't Lie

 

No obstante, cuando he estado escuchando el disco, he ido percibiendo que no todas las canciones giraban en torno al amor romántico. Había tantos matices y tanto que contar como diversidad sensorial. Así, la ya mencionada “Bring back the new” es más una canción de amor a uno mismo. Es dejar atrás nuestro antiguo yo para evolucionar y dar con una mejor versión de nosotros mismos. En “The first man”, nos cuenta que el primer desamor de su vida fue su padre. En definitiva, la adicción al amor de Ruth Lorenzo va mucho más allá, hablándonos en este disco del cariño que cualquiera de nosotros puede necesitar en un momento dado, de todo tipo de afecto que el ser humano puede llegar a sentir. “Loveaholic” resulta una obra tan heterogénea en intenciones como en estilos musicales (a pesar de que todo gira en torno a un pop-rock que tiende más a lo segundo) y en letras.

Lo que más me ha enganchado de este disco es que no da tregua. Una canción tras otra se encadena con una ligereza tal que llegas al final del álbum casi sin darte cuenta. “Ride” suena más etérea y ambiental, teniendo un punto que nos puede llegar a recordar a la maravillosa Lana del Rey (de hecho, esta canción comparte título con una de las mejores canciones de la americana). “Bodies” también resulta bastante interesante, debido a que tiene un toque épico que la hace muy especial. Además, también hay hueco para las grandes baladas. “My last song” es una power ballad más pop cuyo título lo dice todo y “Another day” es más clásica, pero tiene un solo de guitarra de Jeff Beck que es espectacular y una letra muy bonita a pesar de su sencillez (su primer verso es de mis favoritos: “Don’t you make a sound ‘cos I hear every whisper”).

 

Good Girls Don't Lie

 

Como decía antes, este “Loveaholic” es un disco muy variado, lo cual permite dar cabida a los próximos temas de los que voy a hablar. “Freaks” es la joya escondida del disco. Es trepidante y muy, pero que muy, divertida. Me atrevo a decir también que tiene un toque muy Michael Jackson tras el segundo estribillo que la hace bastante curiosa. “Spanish guitar” introduce un toque latino al disco, pero a mí la parte que más me gusta es cuando suena más desnuda y sin guitarra, me parece muy interesante y es una línea que molaría mucho que Ruth explotara de cara a próximos trabajos.

Por último, tenemos LA CANCIÓN. Ruth Lorenzo ha elegido para cerrar el disco a la gran sorpresa, “Amanecer”. Este tema suena añejo, como cantado con un deje de copla y con apenas acompañamiento instrumental, pero es poderoso y directo sin grandes exhibicionismos. Y así termina Ruth su disco, dejándonos con ganas de más tras una canción de amor a la vida, explicándonos que esta es corta y que no merece la pena sufrir ni llorar. De esta forma es como, tras 12 canciones, hemos descubierto que sí, que Ruth es una romántica empedernida y miles de cosas más, pero también que los que hemos disfrutado de estas canciones como si fueran nuestras también lo somos, y que además somos adictos a Ruth, a sus canciones y a su voz.

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