Gira acústica

Desde el pasado viernes 12 de abril, está disponible en todas las plataformas de streaming una nueva canción de Amaral titulada ‘ZGZ‘ que se estrena como parte de la banda sonora de la película ‘Menudas piezas’.

Así la presenta el propio dúo: «Hemos compuesto ZGZ para la banda sonora de la película Menudas Piezas. Habla de dos ciudades que en realidad son la misma.

Una vive en nuestros recuerdos y otra es la Zaragoza del aquí y del ahora. La primera forma parte de nuestro ADN y va con nosotros a donde quiera que vayamos. Es la ciudad que nos vio crecer, en la que empezamos a hacer música y que nos marcó a fuego. En ella están los lugares en los que pasábamos las horas y el origen de muchas de nuestras canciones. Algunos de esos lugares ya no existen y otros han cambiado totalmente. Tampoco están algunas de las personas más importantes de nuestras vidas. Duele la ciudad de las ausencias. A veces hemos querido huir de ella, de ese dolor, pero es imposible. Volvemos a casa una y otra vez para cerrar heridas, y vemos crecer la nueva ciudad sobre las cenizas de la antigua. Para esas dos ciudades, que en realidad son una, hemos escrito esta canción. Queríamos que sonara fuerte, como un grito, para decir que Zaragoza siempre está y estará en nuestra memoria.

Eva y Juan»

En el año 2018, Enrique Sánchez (Donen), un profesor de Educación Física jubilado, apasionado del ajedrez, que aprendió a jugar con los huéspedes que se alojaban en su casa natal, transformada en pensión de estudiantes, consiguió una hazaña impensable: convertir a cinco alumnos de un colegio humilde, de un barrio obrero de Zaragoza, en campeones de España de ajedrez, derrotando a otros 38 centros, públicos y privados, a pesar de sus escasos recursos.

Cuando leímos la noticia sobre este profesor que consiguió que un grupo de alumnos de un colegio del popular barrio de Las Fuentes, con una importante población emigrante, fueran campeones de España de ajedrez, no lo dudamos ni un segundo: queríamos contar esa historia.

En Menudas Piezas veremos que, en la vida como en el ajedrez, no todo es blanco ni negro. Que en medio hay un montón de grises y que, aunque a veces vengan mal dadas, siempre hay tiempo para echar unas risas, soltar unas lágrimas, emocionarte o enternecerte. Pero, sobre todo, pretendemos que, cuando se enciendan las luces de la sala, al terminar la película, en la cabeza de los espectadores resuene la frase que Donen le repetía a sus alumnos antes de los campeonatos: Delante de un tablero de ajedrez, todos somos iguales.

 

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